UN EVENTO QUE CAMBIÓ MI VIDA (la historia completa)

Versión al español:  Martha Sánchez Llambí terranova@prodigy.net.mx

Cuando terminaba de escribir esta experiencia me encontraba en Jekyll Island, Georgia. Habían pasado nueve años desde la última vez que había estado allí.  En 1996 di una plática en la Conferencia Solar Heart (del Corazón Solar).  Ese evento cambió mi vida para siempre.  Pueden leer más en el Capítulo 14 de la siguiente página:

Este artículo va a cambiar mi vida de maneras que no puedo siquiera empezar a imaginar. Escribir acerca de algo que la mayoría de las personas temen nunca es fácil.  Después de que esta información fue leída a un grupo de participantes en uno de mis talleres más recientes se me dijo que yo era alguien muy temeroso.  La verdad es que no lo soy.  Si existe algún miedo en mi es que ustedes me juzguen después de leer mi historia. No puedo permitir que algún juicio interfiera con el hecho de ser un maestro y de compartir mis discernimientos o clarividencias, si éstas pueden ayudar a los demás a encontrar la esperanza.  No soy una víctima.  En ocasiones nos toma tiempo en nuestro camino el darnos cuenta de lo que ha sido creado.  Soy un Creador.

“Un hombre que aplica la medicina no debería ser un santo.  Debería experimentar y sentir todos los altibajos, toda la desesperación y la alegría, la magia y la realidad, el valor y el miedo, de su gente.  Debería ser capaz de hundirse tan bajo como un insecto o elevarse tan alto como un águila.  A menos que tenga la capacidad de experimentar estas dos situaciones no será tan bueno como un hombre de medicina, un curandero.”
---- John Fire Lame Deer (Venado Cojo)
 

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LA HISTORIA COMIENZA

Parece ser que he estado viajando la mayor parte de mi vida.  Actualmente tengo millones de millas de tiempo-aire.  A medida que envejezco, ir sentado en un avión durante 12 o 14 horas me parece cada vez más pesado.  Siento que el vuelo a Australia es el que presenta el reto físico más difícil.   Se trata de un viaje sumamente largo.  Al arribar nos encontramos con una estación del año opuesta, teniendo que despertar cuando normalmente es hora de dormir.  Pero ha sido mi costumbre empezar a ver clientes para sesiones de Heart & Soul Healing (Sanación del Corazón y el Alma) inmediatamente después de mi llegada.

Mi viaje a Australia en mayo de 1999 fue físicamente estresante a medida que establecía contacto con una energía que había estado rastreando durante más de cuatro años. Le había prometido a un amigo -que había fallecido como resultado de esta conciencia energética- que devolvería el equilibrio a esta energía. Era una energía vieja, muy pegajosa y tenía bolsas de conciencia colectiva de maldad pura. De cierta manera, era como si esta energía se hubiera dado cuenta que podía esconderse en este abierto y amplio continente.  Esta energía era más intensa que otras energías con las que me había topado en otras partes del mundo, era de un tamaño enorme y muy negativa.  Trabajar con cualquier conciencia colectiva grande y poderosa puede ser muy desafiante y nos lleva a los límites del cuerpo físico.  Es ahora apenas que he reconocido el origen de esta energía destructiva de la cual hablaré en otro boletín. Durante esa visita a Australia, mi vida cambió para siempre; ya no volvería a contemplar mi vida de la misma manera. Había notado una protuberancia en la parte posterior de mi cuello que se sentía como un quiste.  Fui al médico para que la removiera. El médico sugirió que debía ir al hospital.  Estando en el hospital, mientras el medico me examinaba, nos dimos cuenta que no se trataba de una pequeña protuberancia.  El doctor quería hacer varias pruebas.  En virtud de que debía regresar a casa en los E.U. al día siguiente decidí esperar y ver a mi doctor de cabecera.  Cuando mi médico vio la hinchazón recomendó una biopsia.  Un par de días después, un segundo médico programó otra biopsia.  Me informaron que aunque algo podía percibirse se necesitaba un examen más profundo del tejido.  Me enviaron de vuelta a casa diciéndome que me informarían cuando los resultados estuvieran completos.

Continúa:

Un año antes, la familia de mi pareja había planeado un viaje a Irlanda que debía principiar al día siguiente.  Tomé la decisión de no ir al viaje para poder esperar la llamada telefónica con los resultados de la biopsia.  Esa llamada es una que nunca olvidaré.  El médico fue muy cuidadoso al pronunciar claramente: “Tienes un pequeño linfoma que no es Hodgkin, que no es agresivo. Tienes cáncer.”  Dijo que necesitaba ver a un oncólogo y que aunque no quería decirme cuál especialista escoger sí me sugirió un oncólogo que él vería si fuera yo. Su actitud era muy propia, como la de un ejecutivo de negocios, y algo distante.  Recuerdo que pensé: ‘No querría tener su empleo’.  Al colgar el auricular me convertí en una persona con cáncer. La familia de mi pareja había salido de vacaciones y durante un mes estaría en casa, ‘solos mi perro y yo’.  Sentí como si algo hubiera pasado sobre mi vida, y el futuro como lo había imaginado se había ido, dejando un enorme hoyo dentro de mi. 

Fui disparado hacia el lugar de lo desconocido y me preguntaba: “¿Qué va a suceder ahora?  Nunca había tenido miedo de la muerte puesto que había visto esta energía y el miedo que la rodea durante muchos años de práctica con mis clientes.  Entonces, apareció la tristeza. “Qué va a pasar con mi familia? ¿Podrían finalmente hacerse cargo de ellos mismos sin mi ayuda? Y luego, por supuesto, estaba el asunto de mi trabajo en la sanación.  Al adquirir cáncer, ¿el trabajo de mi vida quedaría invalidado? ¿Querría alguien venir conmigo para sanarse o para aprender las técnicas de sanación? ¿Confiarían en alguien que sufre de cáncer?  ¿Acaso pensarían los alumnos que mi método de Sanación del Alma y Corazón les daría cáncer? Tantos pensamientos llenaron mi mente de pronto que las emociones me embargaron.  Necesitaba comprender por qué me había pasado esto a mi. 

En mi corazón de corazones yo sabía qué significaba esta energía del cáncer.  Al principio pensé que quizá era el resultado de algo que había repetido una y otra vez a lo largo de los últimos años: “No quiero estar aquí”.  De hecho, realmente no había querido morir, sólo que ya no quería ser parte de la forma en la que las personas se estaban lastimando aquí en la Tierra.  Pero, ¿me creería alguien? ¿Pensarían que solamente estaba ofreciendo excusas por mi situación? Rápidamente descendí en espiral hacia la depresión, atrapado por mis ideas del estigma de tener cáncer y al mismo tiempo ser un sanador.  El sentimiento de impotencia hizo que mi mundo se derrumbara, haciendo que todas mis ideas previas a esta situación se colapsaran.

Mi viaje, acompañado por el cáncer, había iniciado; un viaje que iba a ofrecerme mi más profunda comprensión acerca de la energía. A través de los años,.había demostrado la energía de “Ser Uno” a todos los participantes en mis talleres al invocar y atraer toda la energía del planeta hacia mi; todo el odio, toda la energía de la guerra, la ambición, el amor y más.  Al hacer esto frente a tantos grupos les estaba demostrando que si realmente somos “Uno” con todas las conciencias, “Uno” con toda la energía, “Uno” con todo, no hay miedo y no hay necesidad de tener miedo, porque entonces todo es energía pura.

Otros maestros espirituales y algunos de mis alumnos se incomodaban cuando yo hacía ese llamado a la energía del planeta.  Este diagnóstico de cáncer podía ahora suministrarles las municiones que necesitaban para estar en desacuerdo con ser “Uno” con toda la energía. Ahora podían volver a caer en el viejo rol de Víctima o Salvador.  ¿Qué edad tenía la conciencia de separación? ¿Cuántas otras ideas serían invalidadas si fuéramos ‘Uno’ con todo y ‘Separados’ de nada?  Yo sabía que esta era la vibración real del Origen.

Mis enseñanzas han sido siempre que el miedo sólo crea más miedo. ¿Acaso ahora las personas pensarían que mi proceso de llamar a todas las energías del planeta había creado mi cáncer? De hecho, esto había sido mi enseñanza más controvertida.  Uno pensaría  que sería la más fácil: ‘Ser Uno vs. Separación’.  ‘Ser Uno’ (o la Unidad) es ser uno con todo y ‘Separación’ era separarnos, cada uno, de cualquier otra energía o conciencia, por lo tanto, provocamos la separación del Origen.  Después de cada demostración mediante la cual yo llamaba a toda la energía del planeta, le he pedido al grupo que haga 3 respiraciones profundas y que cada persona reconozca la dulzura de una respiración pura, pránica y creativa.  Sin ideas, la negatividad ya no existe, por lo tanto, todas las conciencias pueden convertirse en energía creativa pura.  Tenía que despertar mi mente. Esta cosa meramente estaba causando confusión.  La charla de la mente ciertamente puede convertirse en el asesino-de-la-mente.

Al día siguiente llamé a la Sociedad Americana del Cáncer (American Cancer Society) y hablé con una enfermera.  La enfermera, pacientemente me ayudó a responder mis preguntas, utilizando para esto su propio conocimiento y la información contenida en su base de datos de la computadora.  ¿Cuánto iba yo a vivir? ¿Qué iba a suceder con mi cuerpo?  La enfermera fue muy amable y, sin mostrar ninguna emoción, me asistió en mis preguntas.  Me envió una selección de libros sobre linfomas, quimioterapia y radiación.  Me dio un reporte sobre investigaciones y pruebas médicas que estaban en proceso en varios laboratorios.

La decisión sobre cómo y qué hacer con este cáncer que se había manifestado en mi cuerpo era únicamente mía.  ¿Iba a ser la guerra o la paz? ¿Cómo iba a luchar una guerra con una parte de mi que de alguna manera había creado? ¿Qué había dentro de mi que había permitido esta vibración, o acaso esta era una vibración que había estado alrededor mío toda mi vida?

Mis enseñanzas también habían incluido la idea de que todo lo que existe a nuestro derredor también se gesta dentro.  La vibración del cáncer se encuentra alrededor de la Tierra.  Sus pensamientos, emociones (conflicto, estrés, depresión) y sentimientos, consumen a los demás a perpetuar la enfermedad misma.  La Sanación de Alma y Corazón nos asiste al equilibrar todo tipo de conciencias, llevando a cada una a una vibración más elevada.  Entonces, ¿había yo adquirido esta energía? La sentía más como una energía que era parte de todos nosotros. Era la frecuencia/vibración de una conciencia muy vieja que había estimulado accidentalmente o que existe alrededor de cada uno de nosotros.

Así que, aquí estábamos, el cáncer y yo, sin que ninguno supiéramos qué hacer. Si decidía matarlo, entraríamos en una guerra, luchando por tener espacio, energía y vida.  Mi cuerpo sería el campo de batalla de esta guerra que actuaría por sí misma. Podíamos usar quimioterapia o radiación.  Lucharíamos hasta la muerte.  Desafortunadamente, yo sabía que el resultado sería la muerte del cuerpo.

He trabajado en hospitales durante muchos años y he visto la reacción de los cuerpos de las personas a la quimioterapia y a la radiación.  Existen varias etapas del cáncer, o el confinamiento del cáncer.  Yo fui diagnosticado con la 4ª. Etapa, lo que significa que el cáncer estaba en todos mis nódulos linfáticos.  También se me informó que no era yo sujeto a ningún tipo de tratamiento, ya que el cáncer era silencioso y no se movía.  Nada de lo que sucedía en mi cuerpo requería de un tratamiento.  Mi sistema inmunológico trabajaba bien en esos momentos. No tenía más elección que rendirme. Ningún tratamiento o radiación podía ser usado en ese momento para luchar contra el cáncer que invadía mi sistema, y los medicamentos y la radiación podían afectar de manera adversa todo mi cuerpo. Me preguntaba: “¿Cuánto tiempo había estado la vibración del cáncer dentro de mi o alrededor mío, y qué tipo de energía producía esta vibración?

Las buenas noticias eran que este tipo de cáncer podía crecer lentamente y yo podía contar con años de vida sin ningún problema.  Cuando conocí a mi oncólogo me sentí reconfortado.  El médico me dijo que había una enfermera en el segundo piso que había recibido el mismo diagnóstico 20 años atrás y todavía estaba muy bien. No obstante, la American Cancer Society me había informado acerca de una prognosis opuesta y cuan mortal podía ser este tipo de cáncer.  Más tarde, cambié de médico ya que me sugirieron el nombre de otro especialista a quien recomendaban ampliamente.  Esta doctora podía manejar todo lo que mi oncólogo no podía. La conocí y me dijo que ella tenía el mismo tipo de cáncer y que se había enterado mientras hacía su residencia. De esto ya habían pasado más de 7 años y todo permanecía en silencio dentro de ella.  Ambos médicos tienen una gran compasión y comprensión, y esto me ha ayudado más de lo que ellos podían haber imaginado.

Los budistas creen que debemos dar la energía del amor a la enfermedad y ésta entonces tiene que tomar otra forma energética.  Decidí pedirle al cáncer que estuviera callado y quieto, le permití quedarse para encontrar un equilibrio dentro de mi.  Pensé en la vibración del cáncer y supe en mi corazón que había una posibilidad de sanar o cambiar todo tipo de cáncer.  Esto puede oírse como una frase grandielocuente, a menos que yo verdaderamente crea que todos podemos equilibrar una conciencia colectiva.  La compasión equilibra la polaridad.  Por años, esta ha sido mi enseñanza.  ¿Era esto una prueba que yo había creado para mi con el objeto de comprender en su totalidad la profundidad de esta realidad? No iba yo a perder la oportunidad de quizá transformar esta conciencia en una vibración distinta.  Desafortunadamente, esta vieja vibración de cáncer está hecha de muchas vibraciones diferentes. Representa toda la energía de la enfermedad y la distorsión que se haya experimentado en la historia.  De hecho, descubrí que teniendo un diagnóstico de cáncer iba a ser la parte más fácil de esta jornada de sanación.  Enfrentarme a la reacción proveniente del mundo exterior, de otras personas, otros maestros espirituales, de mis amigos y mi familia ha sido mucho más difícil y, de alguna manera, más devastador.

A partir de haber descubierto este cáncer me he sentido impulsado a probar que ‘ser Uno con toda la energía’ es algo muy positivo.  También he hecho lo que he podido para ayudar a cambiar la conciencia del cáncer.  Al empujarme hacia delante las cosas se hicieron más fáciles.  Creo que conforme presionamos más nuestras habilidades, resulta más fácil utilizar nuestros sentidos hasta ese momento desconocidos.

En octubre del 2002 hice un último acuerdo con el Espíritu: equilibrar las ideas religiosas sobre el planeta y liberar cada individuo que esté atorado en dogmas de religiones pasadas.

Estaba más impulsado que nunca: di taller tras taller, efectué miles de sesiones curativas y viajé por carretera durante más de 240 días. Continué trabajando día y noche para probarme a mi mismo que cualquier cosa es posible cuando uno cree que puede hacer la diferencia.  Tuve que probarme aun más, que ser un sanador no podía lastimarme y que uno tenía que sanarse a sí mismo antes de que pudiera ayudar a los demás.

Decidí reparar algunas de las cosas pequeñas que no estaban funcionando bien en mi cuerpo. Fue bueno saber que mis doctores se sentían lo suficientemente confiados en mi fuerza física como para alentarme a invertir tiempo y dinero en mi bienestar.  Después de batallar durante algunos años con cuatro cirugías, había llegado el momento de poner una prótesis en mi rodilla.  Esta, por mucho, era la operación más seria para mi.  Después de eso vino una cirugía de hombro y por último una operación de una hernia, todo ello para reparar mi cuerpo físico y prepararlo para el futuro.  Toma mucho tiempo y energía la acción de repararse físicamente.

Cuando una persona se enferma, en una sociedad o familia, resulta muy desafiante para los demás el darse cuenta de lo que están experimentando.  Así que esto con frecuencia puede ser un sendero de soledad.  Otros solamente pueden tratar de comprender nuestras experiencias.  Yo sabía que mis cirugías se convertirían en una prueba.  Quería saber si mi pareja sería capaz de manejar el hecho de que yo no estaba bien. La respuesta fue que no podía.  Era su naturaleza.  No le gustaba ayudarme o cuidarme.  Esto me permitió imaginar un tipo de situación que podía surgir si yo realmente me enfermaba de gravedad. Estaba más conciente que nunca de mi necesidad de mudarme y cambiar de casa para evitar cualquier sentimiento futuro de impotencia.  Recuperarme de mis cirugías me dio una razón más para terminar esta relación.

Muchas otras cosas no habían estado funcionando en nuestra relación mucho antes del diagnóstico de cáncer.  Nuestra relación había sido difícil respecto de nuestra salud y nuestro bienestar durante casi diez años.  Cada vez que me preparaba para viajar solíamos discutir y terminábamos.  Ya que todo entre nosotros estaba basado en polaridades, la relación era bastante insalubre en muchas maneras.  Aun después de nuestro divorcio a fines de 1998, después de un poco más de dos años de matrimonio, todavía nos involucrábamos en una relación odio-amor.  Mi pareja era celosa y mantenía una energía alrededor de ella que podía ser vengativa.  Yo había continuado explorando las profundidades del amor y el odio, y experimentando un mayor nivel de compasión.  Mi nueva conciencia me permitía darme cuenta que ya no era un adicto a las viejas energías o dinámica que se presentaba con mi pareja.  Lo que no tomé en cuenta fue que durante el último año de nuestra relación parecía que ella estaba a mi lado únicamente por lo que podía obtener.

La otra cuestión que se había aclarado era que nada era lo que parecía ser.  Empecé a preguntarme si alguien en verdad escucha lo que decimos o comprende cómo nos sentimos.  De alguna forma es como si todos estuviéramos hablando idiomas distintos, uno al otro, hechos de nuestras experiencias pasadas y viejas emociones, filtrando nuestra habilidad para recibir las comunicaciones por parte de la otra persona.  Me pregunto cómo afecta esto nuestra conexión con el Origen o con nuestras comunicaciones con el Yo Superior.  Existen tres formas distintas en las que percibimos y nos comunicamos: ya sea escuchando, viendo o sintiendo.  En mi opinión, es importante para cualquier relación el comprender la modalidad de nuestra pareja. (La Sanación del Alma y el Corazón – Filosofía y Manual de Aplicaciones, Capítulo 9).

Cuando recibí el diagnóstico en 1999, me sorprendió el hecho de necesitar compartir lo que estaba sucediendo dentro de mi.  Había escuchado a muchos clientes expresar una tristeza semejante cuando eran incapaces de compartir con alguien conocido que había fallecido demasiado pronto. También quería darle a mi familia una amplia oportunidad de hacer o decir lo que sentían antes de morir o de partir.

Muchas personas se mostraron incómodas cuando les compartí el hecho de tener cáncer.  Mi diagnóstico les recordaba su propia mortalidad y no querían estar cerca de mi.  Al recordar esto ahora me doy cuenta que no debí decirle a nadie.  Solamente les compartí para darles una oportunidad de término.  Esto puso una presión insoportable en mi.  Los juicios de mis alumnos y la forma en que otros individuos vieron la oportunidad para una ventaja personal por el hecho de que yo ya “me había ido” fue un tremendo shock para mi. Pasé por los momentos más difíciles y me sentí abandonado por la mayoría de las personas que me rodeaban.  Afortunadamente, mi familia más cercana estaba allí dándome apoyo y solamente perdí a dos de mis hijos. Unos cuantos amigos no me juzgaron.  Me sentí agradecido por la profundidad de su amor y ellos son, ahora, mis amigos más queridos.

También cambiaron mis sentimientos acerca de mi propio futuro.  Ya no me importaba el próximo mes o el año próximo.  Rápidamente descubrí que el dicho “No tengo futuro” enloquecía a algunas personas cercanas a mi. Lo que en verdad estaba diciendo era: “Ya no puedo contar en el futuro para definirme”. Este tipo de pensamiento cambia la forma de ser de uno. Se convierte ‘el momento’, vivir cada día al máximo, permanecer enfocado dentro del ‘Ahora’.

Existen tantas personas en nuestras vidas que solamente toman nuestra energía o en el subconsciente continúan manejando viejos patrones.  Ellos no pretenden hacer, es sólo que aquello en lo que confían puede no ser lo que les gusta, pero es lo que han sobrevivido, y por eso continúan siendo de la misma manera.

Otro elemento abrumador era cómo los demás empezaron a querer lo que yo tenía.  Mi mejor amigo me hizo una mala jugada buscando a mi pareja; las personas en quienes confiaba y que habían tomado mis entrenamientos vieron mi diagnóstico como una oportunidad para tomar mi lugar y tomar ventaja.  Dondequiera que miraba parecía encontrar ambición, manipulación, control, miedo y enojo. Me sentía como si tuviera que luchar por la libertad o el espacio justo de las personas en quienes pensé que podía confiar. Parecía que ellos únicamente podían amarme si todo continuaba como había sido antes.  Mi hogar nunca había sido seguro y ahora ese sentimiento se había intensificado.  Sabía que tenía que encontrar un lugar seguro en donde pudiera confiar en las cosas a mi alrededor, de lo contrario me perdería y la enfermedad me vencería.  Esto podría definirse como la noche oscura de mi alma, porque me sentí totalmente fuera de control.

Recordaba a ciertos clientes que habían compartido eventos cuando su pareja había sido diagnosticada con cáncer.  Me contaron, por ejemplo, cómo un vecino había preguntado si querían vender la casa; otra persona les hizo saber que querían iniciar una relación con ellos cuando su pareja muriera.  Con frecuencia, amigos que no tienen miedo de estar cerca de uno solamente quieren ayudarte según sus creencias.  Las personas en el mundo de la metafísica también tienen montón de ideas sobre cómo sanarte o cómo puedes luchar contra el cáncer y no siempre te preguntan lo que tú quieres antes de intentar salvarte.

No tener que trabajar habría sido más fácil.  Habría sido bueno tener tiempo libre para ajustarme a esta nueva forma de verme.  Me sentía celoso de que otros tuvieran tiempo.  También decidí que no aceptaría nada cerca de mi que no significara un apoyo a mi salud.  Lo que había empezado a acontecer era que yo reaccionaba físicamente con todas las personas que fueran negativas. Las protuberancias en mi sistema linfático pulsaban cuando me alteraba o me sentía estresado.  Fue muy claro para mi que tenía que alejarme de toda presión, tensión, estrés y personas que no fueran agradables, que discutieran por todo, que fueran egoístas o malas.  Sentía que cualquier tipo de conflicto podía matarme. Aun con aquellas personas que estaban muy cerca de mi me di cuenta que debían dejar ir la forma en la que se estaban aferrando a mi, de lo contrario tendría que abandonarlas.  Lo que sentía que debía hacer era acallar el ruido abrumador en mi mente.  Quería estar en silencio y no darle al cáncer ningún tipo de energía.  Mi mundo exterior era ruidoso, no parecía importarle lo que yo precisaba, tan sólo parecía que se preocuparan por lo que requerían de mi.

Quisiera sugerirle a otras personas con esta enfermedad que encuentren individuos en quienes puedan confiar y que puedan estar a su lado en la forma en que ustedes elijan. Esto es lo más importante.  Esto no siempre va a ser con la propia familia.  Un grupo de apoyo o alguien que haya pasado por condiciones similares es, a veces, lo mejor, puesto que tienen un nivel de compasión y de no-juicio de nuestros sentimientos.  En mi opinión, mientras más pronto aprendamos a hablar acerca de la muerte y de nuestros sentimientos respecto de la muerte, más rápido podremos asegurar que todos están seguros y son cuidados.  Entonces, podemos sacar la energía para curarnos.

Para algunas personas próximas a uno en la vida sentimos que tenemos que darles toda nuestra energía para poder ayudarlos a pasar nuestra propia enfermedad. Así que la familia también necesita de un grupo de apoyo o de una persona con quien puedan hablar.  Ahora siento que esto debiera ser establecido antes de hablarles de nuestra condición.

Se vive un sentimiento de fracaso cuando nos enfermamos.  Es como si no fuéramos una buena persona o que nos están castigando por haber hecho algo mal, ser castigados por Dios o alguien desconocido por ser malos.  Ustedes probablemente se preguntarán: “¿Por qué yo?”  Ese es un lugar fácil para situarnos. ¿Por qué esa otra persona que conocemos que es mala o iracunda no se enfermó?  ¿Por qué yo?  En cuanto a mi, había pasado más de veinte años ayudando a los demás.  De alguna manera hice sacrificios para seguir mi camino como sanador.  Ahora aparecía el cáncer. Pensé que era injusto y, sin embargo, sabía que había ayudado a miles de personas a través de los años.

PENSAMIENTOS DESDE UN LUGAR SECRETO

También consideré que si la enfermedad con el cáncer se ponía realmente mal yo podría tomar la decisión de acabar con mi propia vida. No veía cómo el tener que pasar por muchísimo dolor y vicisitudes valdría unos cuantos meses de vida.  La calidad de la vida es muy importante. Vivir y estar sufriendo terribles dolores nunca sería algo fácil para mi, ni para las personas próximas a mi. He pensado profundamente acerca de la muerte y es tan sólo una parte de la vida.  Este es un ciclo que permite al alma seguir adelante.  En ese momento no quería decirle a nadie cuáles eran mis pensamientos. Pero tampoco quería que las personas cerca de mi tuvieran que pasar por el problema de sufrir mi enfermedad ni que aceptaran la idea de que yo quisiera liberarme por mi propia mano. Sentía que las personas me juzgarían, sentía que si me mataba no iría al cielo.  Sería como si me hubiera rendido en la batalla o hubiera perdido.  Así que pensé que tendría que hacerlo parecer como un accidente, de ese modo todos se sentirían mejor de que así tenía que haber sido.  ¿En dónde queda el libre albedrío? ¿En donde está la calidad de vida que uno escoge para uno mismo?  Sabía que tenía que esconder mis sentimientos para que los demás se sintieran mejor acerca de ellos mismos.

Ojalá pudiera compartir todas las historias-después-de-la-vida de mis clientes.  Se trata de una historia continua acerca de la evolución de nuestra alma.  No hay muerte.  Si, del cuerpo, pero el alma vive para siempre.  La manera en la que nuestra propia familia se aferra a nuestro cuerpo, eso es lo que crea el problema.

Si no hubiera dicho nada a mi familia acerca de mi condición física muchas cosas habrían sido diferentes.  Pero, las cosas eran así, aquí estaba yo, un padre con cáncer.  Cuanto tiempo estaría cerca de ellos era algo desconocido.  Esto creó un agobio tal para ellos que no podían hacer nada por ayudar o cambiar la situación con el cáncer.  Existía mucha presión sobre mis hijos en esta intensidad por la supervivencia.  Su enojo y su proceso iniciaron de inmediato.  El proceso de aflicción tal como lo escribe Elizabeth Kubler-Ross en su libro titulado Acerca de la Muerte y Morir (On Death and Dying) aparece en cuatro etapas después de la muerte o durante una enfermedad terminal: Primera Etapa:  Negación y Aislamiento; Segunda Etapa: Enojo; Tercera Etapa: Negociar; Cuarta Etapa: Depresión... Quinta Etapa: Aceptación.  El enojo de los demás fue lo más difícil para mi puesto que representaba la naturaleza destructiva de la gente.  Al único a quien podía culpar era a mi mismo.  Los otros son solamente niños, enfadados por el hecho de que su padre no estaría ya allí para ellos.

La mayor prueba apareció justo unas semanas después del diagnóstico.  Le dije a la madre de mis hijos y le pedí que mantuviera el secreto hasta que hubiera recibido más información de mi doctor.  Mi preocupación por mi ex esposa era hacerle saber de inmediato para que ella pudiera hacer planes para el futuro.  Le dije que al parecer se trataba de un mínimo de años y que no tenía por qué preocuparse innecesariamente.  Después de que colgamos el teléfono ella de inmediato le dijo a nuestros hijos que yo tenía cáncer.  Esto trajo todo tipo de miedos y pánico que ninguno de nosotros estábamos en condiciones de manejar.  Su madre no hizo lo que había prometido, cautiva de sus propios miedos.  Una de mis hijas pequeñas trató de lastimarse en dos ocasiones la siguiente semana.  Me sentí sumamente responsable. Tuvimos suerte de que no se hiciera daño.  Era su grito pidiendo ayuda.  Después de seis meses de terapia se ajustó a la información. A partir de esa experiencia aprendí lo importante que es para los hijos el recibir ayuda profesional si uno de sus padres está enfermo o moribundo, y lo mejor es poner todo en su lugar antes de que reciban información acerca de la condición de sus padres.  Esto les ayudará a ajustarse a dicha información.  Ya es suficiente con el hecho de que los adolescentes estén tan confundidos emocionalmente; este tipo de trauma puede fácilmente llevarlos a situaciones críticas.

También es importante tomar en cuenta que otras personas en nuestra vida pueden reaccionar de manera diferente a lo que uno imaginó, una vez que sepan que tienes cáncer, o cualquier otra enfermedad terminal.  Cualquier vieja emoción y sentimiento, o algo que permanece sin resolver puede surgir de pronto, y eso frecuentemente se parece al enojo o la rabia.  Durante ese tiempo perdí a mis dos hijos mayores ya que nuestra relación cambió y yo ya no era parte de sus vidas.  Para la persona que está enferma es muy difícil no tomárselo a pecho o interiorizar estos tipos de emociones negativas..

A los seis meses de conocer que tenía cáncer me convertí en alguien osado, en demasiado arrojado en mi trabajo y con mi vida. Ya no tenía miedo de nada.  Era como si la energía alrededor de mis clientes “supiera” que ya no tenía miedo, que podía elegir tomar retos y llevar la conciencia colectiva conmigo, si rehusaba dar un giro o cambiar. La vibración de ser alguien sin temor parecía extenderse hacia el infinito.  Estaba dispuesto a arriesgar todo, incluso mi propia vida, para transformar los viejos patrones colectivos de conciencia en una energía creativa pura.  Fue cuando me convertí en alguien sin miedo que me moví hacia lo que ahora llamo mi “acuerdo final” y entré en una curva de aprendizaje acelerado.  El boletín de Octubre 2002 habla de esto y lo pueden leer en

Ahora podía hacer lo que fuera que el Espíritu me pidiera, sin miedo.  En determinado nivel me ofrecí a hacer trabajos que no muchas personas aceptarían.  Cuando aceptas arriesgarte para asistir en lo que sea para alcanzar este potencial de totalidad, se crea un espacio en donde cualquier cosa puede ocurrir.  Este es el espacio en donde se crean los milagros.  Esta es la vibración que cambia y transforma la energía y yo creo que es la que puede cambiar la enfermedad.

No tengo miedo a la muerte.  Para mi, fue más difícil vivir de la manera en la que las personas querían aferrarse a mi.  Hay tanto que ahora no elijo hacer o participar, como los juegos que juega la gente o la manera en la que la cultura o la religión dictaminan nuestra vida. ¡Existen tantas no-verdades e ilusiones en las que se basa el funcionamiento de este mundo! Sé que puedo hacer la diferencia.  La energía sobre este planeta puede cambiar, puede convertirse en una vibración más alta y puede liberar a las personas que permanecen atoradas en los viejos patrones energéticos y en las viejas conciencias.  Siento que debo seguir bregando para pasar más allá de las ideas que nos mantienen en el pasado.  La libertad está tan cerca que la puedo sentir.  Es nueva, llena de vida y liberadora.  Muchos de ustedes ya están o se les pedirá que den un paso hacia lo que verdaderamente son, que puedan vivir bajo sus propios preceptos, que sean el ejemplo de lo que predican y que sean sinceros con su yo interno.

Ahora me siento bendecido por mi experiencia del cáncer.  Nos llevó a los dos: a la conciencia del cáncer y a mi, a una nueva realidad de paz interior, y rezo porque otros a mi derredor sientan esto como una paz exterior también.  Sé que esta paz puede traer esperanza y un nivel más elevado de compasión a este mundo.

Después de buscar, he encontrado mi Puerto seguro y un hogar amoroso y lleno de descanso.  La vibración del cáncer en mi cuerpo también se ha ido a dormir.  Dos estudios de tomografía de todo mi cuerpo, incluyendo numerosos análisis y pruebas de sangre han revelado, definitivamente, que el cáncer ya no existe en mi cuerpo.  Los médicos no han sido capaces de localizar ninguna célula anormal ni otras señales que existían previamente o que pudieran de alguna manera establecer que soy un hombre con cáncer.  Ha ocurrido una sanación a través de la presencia de la UNIDAD (del UNO que es todo y todos somos UNO), a través de los Milagros y a través de la Paz.

Después de dos años del diagnóstico me vino a la mente que muchos de nosotros hemos estado expuestos a muchos tipos de virus diferentes y que varias vacunas podían haber tenido un efecto sobre literalmente millones de seres en este planeta.  Mi investigación indicó que yo pude haber sido sujeto al virus del cáncer a través del SV-40, un virus que se encuentra en algunas especies de monos.  En 1960, se descubrió que el SV-40 contaminó la vacuna de polio.  Yo fui un voluntario a la vacuna de polio en 1956.  Estoy seguro de que fui expuesto a esta vacuna de polio contaminada que desde entonces ha sido ligada al linfoma.

He aquí algunos fragmentos de mis propios archivos de investigación:
"El SV40 es un virus que se encuentra en algunas especies de monos. Poco después de su descubrimiento en 1960, el SV40 fue encontrado en la vacuna de polio. Más de 98 millones de norteamericanos recibieron una o más dosis de IPV (injected polio vaccine = vacuna de polio inyectada) durante el período comprendido entre 1959 y 1963, cuando algunas de las vacunas se contaminaron con el SP40.  No obstante, no todas las dosis de IPV estaban contaminadas.  Se estima que entre 10-30 millones de los 98 millones de personas que recibieron la vacuna con la poliomielitis recibieron una que contenía el SV40 (Shah y Nathanson, 1976).  Además. cerca de 10,000 voluntarios que recibieron una vacuna oral experimental contra polio (OPV por sus siglas en inglés) entre 1959 y 1961 pueden haber estado expuestos al SV40 (a esta vacuna le fue otorgada la licencia en 1963, después de que el SV40 fue removido de la vacuna madre (semilla base).  Toda la evidencia hasta ahora indica que después de 1963, todas las vacunas en el mercado de E.U. estaban libres del SV40.  Se ha encontrado el SV40 en ciertos tipos de cáncer humano, pero no se ha determinado si el SV40 es el causante de estos cánceres.  La mayoría de la evidencia sugiere que no hay una relación causal entre el hecho de haber recibido una vacuna contaminada con el SV40 y el cáncer, sin embargo, los resultados de algunas investigaciones se encuentran en conflicto y por ello se necesitan más estudios.”  Simian Virus 40 (SV40) (Virus de Simio 40), Vacuna de Polio y Cáncer.  CDC National Immunization Program http://www.cdc.gov/nip/vacsafe/concerns/cancer "

Otros dos estudios también mostraron una asociación entre el SV40 y el linfoma No-Hodgkin (Shivapurkar, et al., 2002; Vilchez et al., 2002). Estos estudios identificaron el virus en 42-43 % de los tumores de no-Hodgkin  y no obtuvieron ninguna muestra del SV40 en el estudio de tejido de voluntarios sanos. La palabra linfoma es un término general para los cánceres que se desarrollan en el sistema linfático (los tejidos y órganos que producen, almacenan y transportan los glóbulos blancos que combaten la infección y otras enfermedades).  La enfermedad de Hodgkin es un tipo de linfoma; todos los demás son llamados linfoma noHodgkin.  Los linfomas ocurren en cerca del 5% de todos los casos de cáncer en E.U.”  http://www.cdc.gov/nip/vacsafe/concerns/cancer/default.html%20http://www.nci.nih.gov

Nancy y yo somos sobrevivientes de cáncer.  Estamos dispuestos ahora a ayudar a otras personas, actuando como consejeros para aquellas personas o familias que acaban de enterarse que alguien de su familia está enfermo.  Compartiremos nuestras experiencias e investigaciones relacionadas con nuestra capacidad de mantener nuestro sistema inmunológico sano y fuerte.  También nos hemos convertidos en una corporación no lucrativa a través de la cual continuaremos ayudando y compartiendo nuestro trabajo

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